m07_Contando historias sin palabras

historias_cabeceraLa separación forzosa entre hembras recolectoras y machos cazadores, les hizo encontrar una nueva forma de relacionarse: contándose historias.

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marco relacionesEn los primeros capítulos vimos cómo la experiencia de construcción de herramientas permitió abstraer el ser objetivo de la realidad material.

grupo_cabeceraEn Inteligencia social, vimos cómo esa experiencia pudo comunicarse entre los miembros del grupo mediante la empatía, convirtiéndose en consciencia socialmente compartida.

cabecera hembra recolectoraEn Recolectoras y cazadores, vimos cómo la situación al límite de supervivencia obligó a los homininos a diferenciar las funciones de hembras y machos y a separarse durante períodos de días o semanas, por un lado en las tareas de recolección y cuidado de las crías; y por otro, en las expediciones de caza.

Esa separación supuso un riesgo añadido para su supervivencia, porque estando separados, eran más vulnerables a ataques de otros depredadores, lo que hacía más probable la extinción del grupo. También era probable que durante la separación enfermase o muriese alguna cría o algún cazador resultase herido o muerto. El regreso de la caza era la culminación de esa situación de incertidumbre, llena de oportunidades, pero también de amenazas.

Las experiencias previas, que hemos visto en capítulos anteriores, les colocaban en una disposición propicia para compartir sus respectivas experiencias al regreso. No me cabe duda de que aprovecharon esa posibilidad y que ello supuso un nuevo salto adelante en su inteligencia social y en su capacidad de imaginar y compartir experiencias.

Los sucesos acaecidos durante el intervalo de separación, podían ser representados ahora  mediante gestos e imitaciones ante los miembros del grupo que no los habían vivido directamente, pero ahora podían imaginarlos y de ese modo compartirlos.

Las hembras podían representar y transmitir su alegría por el nacimiento de una cría y su dolor por la enfermedad o muerte de otra. También podían compartir el miedo y el coraje para defender el campamento base si fueron atacados por alguna fiera o por otros humanoides.

historias_cabeceraLos cazadores podían representar el momento en que divisaron a sus presas, la aproximación cautelosa, el engaño para separar a una presa de las demás, la astucia para acorralarla; y el ataque concertado y culminado por el éxito. Pero también era importante contar cuando alguno de los miembros del grupo fue herido, los esfuerzos de sus compañeros para mantenerlo con vida; su dolor al encontrarlo inerte y tener que abandonarlo.

Todas estas formas de comunicación podrían ser hoy representadas como clases prácticas en las escuelas, si tuviéramos un poco de interés por nuestra condición humana. Las clases de Historia podrían comenzar por rendir homenaje a aquellos antepasados nuestros que, con su coraje, nos transmitieron el compromiso de salir adelante en situaciones extremas.

Veamos ahora por qué digo que esas representaciones eran verdaderas historias. Ya que los sucesos que  representaban no se corresponden con lo que desde Aristóteles conocemos como una historia. ¿Cuál es pues esa historia que contaban?

El «nosotros» precedió al «yo«

¿Se puede contar una historia sin palabras? Sí: un comic puede hacerlo. También un mimo, sólo con gestos. Bien es verdad que todas las historias no pueden contarse sin palabras, pero algunas más sencillas sí. Entre las que pueden transmitirse sin palabras están las historias fundamentales: las que más importan. Y  ¿quién era el protagonista de estas historias que se contaban los homininos? A menudo, el propio actor, porque estaba reproduciendo su propia experiencia. Y en todos los casos, el personaje principal era el propio grupo: el «nosotros«. Porque era la supervivencia del grupo lo que estaba en juego. Nadie podía sobrevivir mucho tiempo fuera del grupo. Si el grupo se reducía, desaparecía. Y si aumentaba mucho, también se extinguía, por la escasez de alimentos. Su existencia siempre pendía de un hilo: de su cohesión.

Mientras todos estaban presentes, el Ser del grupo era evidente: se podía ver y sentir por empatía. Sobre todo en estas reuniones en las que todos compartían las mismas situaciones imaginadas con las mismas emociones evocadas por cualquiera de sus miembros. Pero cuando el grupo se separaba, ya no podía darse nada por supuesto (ni quién era el padre de un nuevo miembro del grupo).

Ilusionismo

Esta historia esencial se cuenta actualmente también sin palabras en el acto de magia de un ilusionista (1).

prestigio 250El primer acto de esta historia es la presentación de un objeto cualquiera.

El segundo acto es la desaparición de ese objeto. Aquí es donde el público se implica en la historia.

El tercero es la reaparición del objeto desaparecido (2). A este acto se le llama el Prestigio (del mago), porque es el punto culminante de la relación entre éste y su público.

Cualquier historia, de las representadas en similares condiciones, encuentra desde entonces -y también entre nosotros- un sentido de la vida que puede transmitirse sin palabras: -Teníamos una tarea pendiente, nos estabais esperando y aquí estamos: seguimos siendo los mismos (3).
No está nada mal ¿verdad? Sobre todo para quienes aún no habían aprendido a hablar.

El siguiente capítulo ser_ausente
En busca del ser ausente profundizará en este escenario de historias contadas, como origen del lenguaje humano.


Ver Índice de capítulos

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NOTAS del presente capítulo

(1) El acto de magia: el Prestigio.
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(2) La historia fundamental siempre es la misma: «(…) Estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.» [Lucas 15:11,32]
 Ver  Storytelling.
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(3) Viktor Frankl: En busca del sentido.
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